jueves, 29 de marzo de 2012

No salgas de tu cama sin sonreir.

Hola, mis bellos e inexistentes lectores. Debo contarles que he tenido un día bellísimo, magnífico, e interesantísimo.
Me levanté de mi cama, y recordé las palabras que había escuchado por parte de mi profesora de biología la tarde anterior: "Todo lo que se propongan, lo podrán lograr. Cada vez que empiecen un nuevo día, empiécenlo positivamente, sino, obvio, van a tener un día pésimo si predisponen mal.". Resonándome esas palabras en la cabeza, me levanté de mi cama y dije "Hoy va a ser un buen día". Me bañé, comí. y vi un poco de tele. En el programa matutino AM, estaba Claudio María Dominguez. Decía, como siempre, que hay que transmitir luz y cambiar en el mismo momento en que nos damos cuenta de lo que nos pasa, y cosas así. 
Apagué la tele,. y salí a la calle. Una vez allí, repetí nuevamente, muchas veces: "Hoy va a ser un buen día", lo dije entre convencido, y como repitiendo un mantra budista. 
Llegué a la escuela. Fui recibido con un buzo en mi ojo proveniente de mi agresiva y hermosa compañera de banco, S. Lejos de putearla, me reí mucho, y me quedo un ojito achinadito y lacrimoso. Dije "Bueno, menos mal que dije que sería un buen día", y me reía.
En la hora de DSI, me entero por S que iba a ayudar a los nenes chiquitos en un via-crucis de la escuela-parroquia (no adhiero al catolicismo, pero me encanta ayudar por sobre todas las cosas).
Luego, en las horas de antropología filosófica, tuve una charla muy hermosa con mi profesora. Intercambiamos palabras, y ella me transmitió mucha calidez, así como datos terriblemente interesantes, mostrando una ocupación por el tema que nunca me cansaré de agradecerle. 
En las siguientes, y restantes horas del día, me divertí muchísimo.
Una vez en casa, empecé a leer ávidamente un libro que me regaló una persona muy importante. Cuando termino, escucho un ruido en la puerta. Era mi Tarjeta SUBE . Ahí fue cuando dije "Ah, bueno, ya estamos hablando de milagros, eh."

--EDITED--
Hace una hora se me cortó la luz, y no me permitió terminar de escribir. Fue horrible y angustiante, pero lo tomé lo más tranquila y valerosamente posible. Salí afuera y le toqué el timbre al electricista, el cual muy amablemente vino, e hizo los arreglos pertinentes.
Al terminar me dijo: "Justo, mirá. Justo llegaba a mi casa cuando me tocaste el timbre" Y yo lo miré como diciendo "Really? Es que hoy, boludo, me levanté con una sonrisa". (?)
Sí, chicos, levantarse con una sonrisa sirve para todo, pero no maneja el flujo del agua sobre las redes eléctricas de sus casas.

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