lunes, 17 de septiembre de 2018

bajo el cenicero, la playa

¿Y si un día permaneciera inmóvil bajo el marco de una puerta, esperando que todo pase? ¿Si con la bocanada del humo, tapara el pasillo? Sería una picardía, tapar el fondo con la forma. Sería una picardía decir que el gris no es parte del paisaje, de los azulejos, de la madera añeja, de la botella de vino barata y vacía, del libro que todavía no leí, del libro que ya no quiero leer, del cuaderno donde tomo notas, de la puerta. De la puerta que le puse más pistillos, para sentirme más inseguro. ¿No sería recordarme, constantemente, que cada uno de esos pistillos, cierran el paso a la visita?

Y me dejaron en la puerta, en esa de las mil trabas, un mensaje:

"Sonrisa de algodón
que con el agua
se deshace

Agua
que con el algodón
se forma

Y así,
entre una y otra,
permanezco yo."

Me lo voy a poner en la biografía de Tinder. Con una foto con gafas de sol. Fumando un cigarrillo.
Seguro que bajo el cenicero, se encuentra la playa.

Y ahi, yo, en sunga. En la arena.
Esperando a tomar una decisión.
En donde la traba se vuelva barricada.
De esas, que abren camino a la revolución.

viernes, 13 de julio de 2018

reflejo

En su nombre, de repente, me vi reflejada. Sería falso decir que no aproveché responderle por un fin narcisista. Empecé pronunciando su nombre, saboreándolo, dándole a cada letra una entidad, un fantasma propio.

Pronuncié su nombre. Pronuncié mí nombre. Quedé pasmada. Quedé p-a-s-m-a-d-a. El aula quedó helada, era un viaje por Pompeya todo pago.