jueves, 23 de agosto de 2012

Ay, ay, ¡AGH!

AAAAY, querida. Te pones a cuestionarme lo que hago, me haces poner mal, te das cuenta, y aún así sostenes tu postura como si fuera la única y mejor. Hablas, hablas, y hablas, y pedís de todo menos una disculpa. ¿Tanto te cuesta decirme "Perdón"? Nunca te disculpas, y cuando sucede, es EL suceso. Me pone del orto.

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