Bueno, partiendo de las frases "Nunca se es el mismo luego de haber leído un libro" (no puedo recordar bien la frase, ni quién la dijo... pero el concepto me encanta), y "Si el libro que leemos no nos despierta de un puñetazo en el cráneo, ¿para qué leerlo? Un libro tiene que ser el hacha que rompa nuestra mar congelada." (de Franz Kafka); y también partiendo de varios hechos autobiográficos recientes, digo lo siguiente:
Leer Demián, de Hesse; me ha hecho pensar muchísimo. Bueno, en realidad, no sé si lo genial es eso, o que de hecho Demián es la versión escrita de miles de pensamientos que me surgían y me atormentaban (y sí que me atormentaban tremenda y terriblemente) hace un tiempo atrás en cuanto a cuestiones religiosas. Ahora, eso llevado a nivel vida diaria es un tema totalmente interesante. Más allá de que exista o no un Dios, que ese Dios contenga las maldades y demonios de uno, que ese Dios sea Dios o Diablo, Verdugo o Ángel... lo importante es qué queremos que nuestras vidas contengan y el rumbo hacia el que ellas irán. Para esto, es necesario romper prejuicios internos, pre-conceptos creados, y el mundo mismo: las ideas del montón, las cadenas que tenemos todos, nuestros propios paradigmas obsoletos (o que consumimos de forma inconciente). Sé que no estoy diciendo ninguna genialidad, y es posible que aún Demián (Hesse) no haya dicho ninguna genialidad, pero el simple hecho de verlo en palabras, y sufrirlo al leerlo, es un punto de partida genial para replantearse, o pensar, muchísimas cosas.
Por otra parte, otros hechos, me han hecho dar cuenta que debo dar un nuevo comienzo a muchísimas cosas. Dar un nuevo comienzo al amor, a los lazos interpersonales, a los lazos intrapersonales, al mundo, a mi vida, a mis estudios, a mí mismo. Debo hallar ese pequeño egoísmo que yace en mí para cuidarme un poco más, para encontrar qué es lo que quiero, y lo que busco. Mi destino. Bueno, no sé si existe o no mi destino. Lo que importa es que, sea lo que sea que haga, será lo mejor que yo quiera para mí, y seré yo quien lo labre. Pero no quiero, para nada, estancarme en la tristeza y depresión por lo fallido. Lo fallido, bueno, se quedará ahí, fallando y aburriéndose en el fondo de mis recuerdos. Mientras tanto, quiero saber que di lo mejor de mi para no fallar de vuelta. Y si fallo, bueno, fallaré mejor.
Bueno, les juro que no me volví ni Buda ni Nietzsche, pero está bueno sacar afuera cada tanto los pensamientos enredosos y de semi-esperanza que tiene uno mismo para con uno mismo. Mañana empiezo a ir al cole de vuelta (falté una semana para descansar), y espero empezarlo con todo. Con las últimas ganas que tengo que meterle en el año. Luego, vacaciones, trámites, y facu. Vamos que se puede.
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